Nació en Totoltepec de Guerrero, del estado de Puebla, el 21 de octubre de 1919. Sus padres fueron Melesio Santos Cuesta y María Jesús Sandoval Martínez. Desde niño siempre mostró dedicación por el estudio y deseos de superación intelectual. Sus tres primeros años los cursó en la escuela primaria de su pueblo. Después, su padre lo llevó a Tehuacán, Puebla, en donde realizó cuarto y quinto grados de primaria y, en 1938 ingresó al Instituto Normal del Estado de Puebla, en el cual se tituló como maestro, después de estudiar los seis años que entonces se requerían.
Se inició en la docencia en 1944, en la ciudad de Tehuacán Puebla. Trabajó también como maestro en escuelas de Zaragoza, Puebla y de Río Verde, San Luis Potosí.
En Sonora, ejerció la carrera docente por más de 50 años, en los municipios de Magdalena, Empalme y Agua Prieta, como profesor y director de escuela, así como Inspector Federal de Educación en Etchojoa y Ciudad Obregón, y como Inspector y Jefe de Sector en Hermosillo.
En Agua Prieta fueron famosas sus participaciones en los desfiles con sus carros alegóricos que organizaba con toda la comunidad de la escuela Primaria “Escuadrón 201”, unos ejecutando bailes mexicanos, otros, tablas gimnásticas, y al mismo tiempo que desfilaban, rompieron la barrera con los Estados Unidos y sus alumnos fueron llamados a tomar parte en un festival que hace 60 años se llevó a cabo en el histórico hotel Gadsden de Douglas, Arizona.
En Hermosillo dio un gran impulso a la educación al establecer concursos académicos con los alumnos con instrumentos de evaluación que él mismo elaboraba.
Al mismo tiempo, impulsó en las escuelas a su cargo las actividades artísticas como el baile regional, la declamación y oratoria, el salto a la cuerda, pintura y dibujo, porque sabía de la importancia del contacto del arte con los niños.
En 1957, fue juez maestro para niños infractores en Agua Prieta y Hermosillo Sonora. En 1976, coordinador de los cursos de licenciatura; en ese mismo año, Maestro de Tecnología Educativa en el Centro de Estudios de Licenciatura número 25.
Era lo que se llama un auténtico educador, responsable, trabajador infatigable, de enorme sabiduría, de respetable y respetada preparación profesional, verdaderamente enamorado de su noble quehacer de maestro. Acumuló una gran cantidad de reconocimientos, tanto de las instancias oficiales, como de su propia y querida organización sindical, que fue el SNTE.
El 23 de marzo de 1977, recibió el reconocimiento del Licenciado Fernando Solana Secretario de Educación Pública, por los trabajos realizados para formar el programa integrado; el 30 de noviembre de 1982, el Premio Nacional de Administración Pública; el 30 de septiembre de 1986, diploma de la Oficialía Mayor de Gobierno por la puesta de la obra de teatro “”El recuerdo de antiguas hazañas´´, el 15 de mayo de 1988, medalla al mérito y diploma de honor firmado por el Presidente Miguel de la Madrid Hurtado, y el 17 de octubre de 1996 fue llamado a la Ciudad de México y con motivo del Día Mundial del Docente que se celebra el 5 de octubre, el Consejo Nacional Técnico de la Educación le entregó la medalla y diploma de honor ´´POR SU ENTREGA AL SERVICIO DE LA EDUCACIÓN MEXICANA´´.
Asimismo, en el ejercicio escolar 1986, fue presidente de los IV eventos deportivos José María Leyva Cajeme. De 1986-1988, fue coordinador del congreso de los niños en el Estado. De 1989-1994, participó en los trabajos para la modernización educativa. De 1990-1993, participó en los trabajos para establecer la prueba operativa que funcionaría en su sector en la escuela Netzahualcóyotl para implantar la modernización educativa.
Era miembro de la Sección 28 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, organismo en el que cumplió importantes comisiones como delegado a congresos y plenos sindicales. En noviembre de 1976, fue Delegado al Primer Congreso Nacional Popular de Educación, organizado por el SNTE, en Jurica, Querétaro.
El profesor Hilarión Santos Sandoval se distinguió siempre por el amor con el cual desempeñó su trabajo. Siempre buscó la forma de ayudar a los demás. Amó las escuelas y a los niños y nunca escatimó a su profesión ni tiempo, ni dinero, ni esfuerzo. También era un hombre sumamente cuidadoso, respetuoso y amable en el trato con sus compañeros y con todas las personas.
Este hombre recto, bondadoso y humilde murió en Hermosillo, Sonora, el 16 de diciembre de 2011, a los 92 años, rodeado de sus hijos, nietos y amigos que tanto lo quisieron. Su hija, la profesora Sandra, comentó: “Falleció tranquilo, en paz. Hasta para morir fue discreto y prudente, mi querido padre”.
En su honor, una escuela primaria de Hermosillo se llama “Prof. Hilarión Santos Sandoval”.