Hermosillo, Sonora, 28 de mayo de 2022
La novela Puente en la selva de B. Traven, fue escrita en 1929 y traducida del alemán por Esperanza López Mateos en 1939. Tiene 258 páginas y está dividida en 36 capítulos sin nombre. El ejemplar que tengo aparece publicado en 1996 por el Fondo de Cultura Económica.
En lo que concierne al autor, en la cuarta de forros se explica: “B. Traven es el seudónimo de Traven Torsvan Croves, uno de los escritores más enigmáticos del siglo XX. Después de vivir muchos años en México, Traven se naturalizó mexicano. Su obra ha sido traducida a más de 36 idiomas”.
La novela se inicia cuando Gales, de origen estadounidense, se detiene con sus dos mulas cargadas, en un paraje de la selva en el cual los arrieros descansaban y bebían agua en una pequeña laguna, y es sorprendido y desarmado por otro, que también era gringo, y que lo amenazó con una pistola, al que le dice que su expedición tenía el propósito de buscar raras plantas con valor comercial por sus propiedades medicinales o industriales. Aclarada la situación, Gales y Sleigh, (que así se llamaba el otro, aunque en ese momento no se dijeron sus nombres) se despiden más o menos en buenos términos.
Un año después Gales hacía un recorrido a caballo por la selva que atraviesa el río Huayalexco, en el que esperaba encontrar lagartos, y cruza un puente construido de troncos de árbol por la compañía petrolera, por el cual pasaban la maquinaria que necesitaban en ese lugar los gringos, para la búsqueda de petróleo, en donde se encuentra una ruidosa bomba que pertenecía al ferrocarril y que era manejaba por un maquinista.
No lejos del río, vivía una población indígena, en jacales de zacate y de palma. Cada familia tenía dos o tres cabras, dos o tres puercos, uno o dos burros, una docena de gallinas y el río las proveía de peces y de jaibas.
En las cercanías de ese lugar, Gales llega a una especie de rancho, en el que no sabía que estaba la casa de Sleigh, quien lo reconoce y lo invita a quedarse unos días. En la noche del sábado, ambos van a una fiesta que organiza el maquinista y la cual se pone muy animada, pero después se termina porque desaparece un niño llamado Carlitos. Todos presienten una tragedia y se dedican a buscarlo, incluso en pueblos cercanos. Finalmente encuentran al niño y si usted quiere saber cómo termina, no le haría daño leer la novela, que recomiendo calurosamente.
La historia está muy bien contada en forma lineal. Gales es el narrador protagonista, aunque casi sin darnos cuenta se introduce también de manera muy inteligente un narrador omnisciente, de modo que esa combinación hace la lectura muy atrapante, pues las descripciones son magníficas y los diálogos estupendos.
En una entrevista que le hizo Luis Spota, que se publicó el 7 de agosto de 1948, en la revista Mañana, B. Traven le dice que Puente en la selva es su mejor libro (Martínez S. José Luis, La vieja guardia, Protagonistas del periodismo mexicano), de manera que habiendo leído hace muchos años su Canasta de cuentos mexicanos, me fui a la Gandhi a comprar la novela, aunque no la leí de inmediato. Ahora la seleccioné para que ésta fuera mi primera lectura en el Reto Lector Carlos Moncada Ochoa.
En la introducción de la entrevista aludida, Luis Spota cuenta que él en 1941 trabajaba de oficce-boy reportero con Gregorio Ortega, en la Revista Así, y que Ortega, que se preocupaba mucho por sus lecturas, le entregó un ejemplar de Puente en la Selva de B. Traven y le dijo: “Léalo; que le ayudará mucho en su estilo”.