Hermosillo, Sonora, 3 de octubre de 2023
Luego de impedir que Carranza se saliera con la suya, de imponer a su gallo presidencial, y del triunfo del histórico Plan de Agua Prieta, que sepultó al otrora jefe carrancista, Álvaro Obregón entró triunfante al majestuoso Palacio Nacional y se hizo de la silla presidencial, luego de un abrumador apoyo militar y también popular.
A poco de su encumbramiento político, decretó la creación de la Secretaría de Educación Pública, en julio 25 de 1921, cuyo célebre decreto contó con la aprobación unánime del Congreso de la Unión.
Dos meses después, en octubre 3 del mismo año 1921, el Diario Oficial de la Federación hizo público el decreto referido y declaró su puesta en vigor, ordenando observarlo y dar debido cumplimiento.
Atrás de aquel memorable decreto presidencial, estaba el pensamiento, el sentir y la mano de José Vasconcelos, quien había elaborado el proyecto de decreto, que proponía establecer una secretaría que llevara educación más allá de las ciudades y de las clases privilegiadas.
En 1922, tuvo lugar la inauguración del flamante edificio de la secretaría, en el que despachó Vasconcelos y su equipo de confianza, del que fue parte Jaime Torres Bodet y Gabriela Mistral, pilares ambos de la educación popular, de su propagación y transformación pedagógica.
La creación de la SEP fue una medida muy oportuna, sensata y estratégica, cuya encomienda principal era extender con urgencia la cultura escolar hasta las comunidades indígenas y campesinas, que predominaban en el mapa nacional, donde casi 90 por ciento de sus pobladores no sabían leer ni escribir y arriba de 50 por ciento sólo hablaba su lengua materna.
Importa recordar, que Vasconcelos fue antes rector de la Universidad, y que acuñó el lema Por mi raza hablará el Espíritu y además creó el escudo de la Universidad. Después, ya “… como cabeza de la educación mexicana, centró sus propósitos en el ideal de “cultura para el pueblo”. Así, su mayor esfuerzo se dirigió a los niveles elementales y prácticos de la educación con un sentido de difusión, criticado por muchos”.
“De esta época datan las voluminosas ediciones de los clásicos y las misiones culturales que llevaban la educación a los lugares más recónditos del territorio nacional a través de medios tan novedosos como discutibles”. (Suplemento de la Gaceta de la UNAM, junio 17 de 2019).
Así, con la Secretaría de Educación y su plan de escolarización popular, se dio cumplimiento a una de las demandas sociales de las fuerzas revolucionarias, cuyos jefes hicieron causa común por la educación popular, la tomaron como bandera de lucha, como lo hizo el Gobernador Plutarco Elías Calles, con su célebre programa “TIERRA Y LIBROS PARA TODOS”, fechado hacia el año de 1915.
A un siglo de distancia, hoy por hoy, la SEP goza de cabal salud, está tan vigorosa como en los tiempos fundacionales, los de José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet y Agustín Yáñez, este último tiene en su haber el mérito de haber creado la telesecundaria, modalidad que llevó la luz del alfabeto, de los números y la ciencia hasta donde nunca antes habían llegado, las comunidades rurales.
Desde entonces, la SEP sostiene con firmeza y congruencia su misión histórica y progresista: crear condiciones favorables para facilitar el acceso universal a la educación pública, gratuita y laica, además de humanista y científica.
¡VIVA LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA!
¡LARGA VIDA PARA LA SEP!
¡POR LA EDUCACIÓN AL SERVICIO DEL PUEBLO!
Nota: El autor es Subsecretario de Educación Básica de la SEC en Sonora.