Hermosillo, Sonora, 14 de noviembre de 2023
Es lunes 13 de noviembre. Aún no amanece ni se asoma el alba. Son las cinco de la mañana y me encuentro en carretera a la altura del puerto de Guaymas, a poco más de una hora antes de llegar a mi destino: el pueblo de Vicam, uno de los ocho que forman la Nación Yaqui.
Ahí, en el corazón del territorio Yaqui, en tres de sus barrios populares, habremos de participar, con la presencia del secretario de educación Aarón Grageda, en la solemne celebración del lunes cívico, que es una de las rutinas de larga data en la vida escolar.
Habremos de estar en tres centros escolares. Poco después de las 7:00 am, iniciamos el lunes cívico en la Secundaria Técnica #28, que presidirá el mismo secretario de educación Grageda, en compañía del Subsecretario de básica, directivo escolares y representantes sindicales del magisterio.
Enseguida, a eso de las ocho de la mañana, habrá otro evento similar en la Pimaria Federal “Porfirio Buitimea”, para luego continuar con un lunes cívico más, que tendrá lugar pasada las nueva de la mañana, en un Preescolar Federal indígena, situado en el mismo territorio Yaqui.
Encontrarse en el territorio Yaqui y no recordar o evocar su memoria histórica es impensable, más cuando reconoces en los pueblos originarios las raíces de nuestro presente.
El territorio Yaqui y sus ocho pueblos legendarios, fueron asiento de valerosos hombres, mujeres y niños, todas y todos herederos de un pasado célebre y triste a la vez.
Célebre, por sus batallas persistente de resistencia en defensa de sus formas originales de ser, de sus costumbres, tradiciones, lenguaje, libertades y formas de autogobernarse.
Triste, porque sistemáticamente estuvieron bajo el asedio de gobernantes y lacayo rapiñeros y simuladores, que enarbolando la bandera de progreso se echaron sobres sus tierras y aguas; hicieron la guerra para quedarse con ellas y explotarlas a manos llenas.
Pero se toparon con pared. Primero Cajeme, luego Tetabiate, Pluma Blanca y otros yaquis más; se levantaron en armas, organizaron su propio ejército y al frente de varias partidas rebeldes defendieron a su gente, su cultura, sus recursos naturales y su soberanía.
La de ellos, la de su Nación Yaqui, fue un lucha muy larga y cruenta, despiadada y muy cruel, por cierto, que escaló a niveles de genocidio, cuando se lanzó en su contra la llamada guerra de exterminio, que incluyó el destierro, la expulsión y deportación de hombres, mujeres, ancianos y niños.
Todas y todos ellos tuvieron como destino cruel las haciendas del suroeste mexicano, de donde muchos de ellos nunca jamás volvieron a su territorio natal, por el maltrato que recibieron de los hacendados porfirianos.
A pesar de todo eso, el pueblo Yaqui y sus gobernantes tradicionales siguen de pie, encarando nuevas y duras batallas por la vida.
Pero ahora en circunstancias distintas, con un gobierno, el de la 4T, que se ha propuesto hacerles justicia y resarcir tanto daño infame, mediante el Plan de Justicia Yaqui que, entre otros bienes, implica la recuperación legal de tierras y aguas de su propiedad, además de garantizar otros derechos sociales, como salud y educación gratuita, desde inicial hasta universitaria.
¡ARRIBA LA EDUCACIÓN INDÍGENA!
¡VIVA VÍCAM Y SUS PUEBLOS HERMANOS!
¡POR LA EDUCACIÓN AL SERVICIO DEL PUEBLO!
Nota: El autor es subsecretario de Educación Básica de la SEC en Sonora.