Por Ricardo Aragón Pérez / [email protected]
Hermosillo, Sonora, 11 de noviembre de 2024
Desde la campaña presidencial y en sus primeras horas de gobierno, Claudia Sheinbaum se comprometió hacer de la Nación una “República educadora”, en la que la educación sea un derecho, no un privilegio, cuyo acceso, permanencia y conclusión estén al alcance del pueblo.
Para eso, asumió el compromiso de otorgar becas a todo el alumnado de educación básica, así como ampliar su cobertura en los niveles educativos posteriores, hasta conseguir su universalización.
Más aún, prometió continuar con el programa la Escuela es Nuestra, para allegar recursos de manera directa, destinados exclusivamente para dignificar las condiciones materiales de las escuelas, hacer de ellas espacios más habitables y adecuados para la enseñanza y el desarrollo humano, con horario extendidos, para el fortalecimiento del arte, la cultura y la educación física, principalmente.
También asumió el compromiso de impulsar el cambio educativo, fortaleciendo los programas y planes de estudios, así como los libros de texto gratuitos, en los que la Nueva Escuela Mexicana fundamenta e impulsa una nueva forma de organizar las prácticas pedagógicas, a partir de saberes y experiencia de las y los profesores, considerando las realidades del contexto escolar y sin pasar por alto las necesidades, intereses y curiosidades intelectuales de las y los estudiantes, cuyo fin último es el máximo logro de los aprendizaje y del desarrollo humano.
En cuanto al magisterio, expresó el compromiso de darle un trato de mayoría de edad, reconociendo a maestras y maestros como profesionistas de la educación, claves para la mejora del sistema educativo, por lo que consideró conveniente perfeccionar el sistema de contratación y promoción del magisterio. El magisterio nacional, dijo la primera mandataria nacional, “seguirá siendo reconocido y por ello, se revisará de manera conjunta temas pendientes de la USICAMM, evitando cualquier forma de corrupción y conflicto de interés”.
Por lo expuesto hasta aquí, ya se puede adivinar o vislumbrar un escenario educativo prometedor, que pinta bien para la educación pública, en todos sus niveles de enseñanza, en los que se espera, según lo dicho por la presidenta Claudia Sheinbaum, un mejoramiento cualitativo y cuantitativo a la vez.
Seguramente habrá que encarar serios desafíos, pero existe la confianza y la voluntad de honrar la palabra con hechos, pues hay plena conciencia de los cambios que se avizoran y la necesidad de informar debidamente de ellos. Asimismo, se advierte la disposición de asumir con altura de miras las responsabilidades correspondientes y responder por los resultados; pero, sobre todo, la determinación de prepararse para hacer de la nueva “República educadora” una célebre realidad.