Por Ricardo Aragón Pérez
Hermosillo, Sonora, 07 de marzo de 2025
Plutarco Elías Calles decía que la música no era su fuerte. Afirmaba sin rubor no saber nada a ese respecto; “yo soy profano en materia de música”, confesó a su amigo Anastasio Bustamante, en 1919, quien, dicho sea de paso, se desempeñaba entonces como profesor de música en la “Cruz Gálvez”. Calles reconocía que la ópera no estaba entre sus gustos predilectos; le parecía “menos dulce, menos impresionante” que otros géneros musicales. Prefería, eso sí, la poesía y, aunque no era un apasionado de las letras, cuentan que escribió algunas piezas poéticas.
Con todo, el Gral. Calles tenía mucha fe en la música. Estaba convencido de que era una valiosa herramienta pedagógica para “formar almas buenas”, por lo que se desvivía en apoyar a la Orquesta de Niñas de la Escuela “Cruz Gálvez”, con diversos objetos e instrumentos musicales, como “atriles niquelados” y “cajistas finas para arco de violín”, trombones, violines, flautas, clarinetes y contrabajos, entre otros enseres necesarios para la enseñanza y práctica musical. En marzo de 1918, por ejemplo, adquirió con recursos de su gobierno una remesa de “Instrumentos para la Escuela Cruz Gálvez, departamento de niñas”, con un valor de casi 1400 dólares, facturados a nombre de una firma extranjera, con sede en Cincinnati.
Además, gestionaba y patrocinaba giras y presentaciones de la Orquesta de Niñas “Cruz Gálvez” en plazas públicas del estado y del vecino país americano, que él mismo acompañaba en tren, cuyos resultados positivos le llenaban de alegría, y no era para menos, dado que también los consideraba “como míos” y, por supuesto, gozaba mucho de los triunfos asociados a “la escuela que tanto quiero”, expresaba con franca empatía quien parecía el padrino de la Orquesta de Niñas referida.
Estaba claro que el Gral. Calles se interesaba mucho en la “Cruz Gálvez”; no la perdía de vista y seguía paso a paso el trabajo de los diferentes departamentos, más cuando se trataba del establecimiento para mujeres, seguramente porque sus hijas Natalia, Hortensia, Ernestina y Alicia estudiaban ahí. Se sabe que Natalia hablaba a papá de las relaciones con sus compañeras de escuela y del trato de las maestras; se quejaba de los modales santurrones de una directora y hasta expresaba su desacuerdo con la separación de la directora Conchita, muy querida, por cierto, en la familia Calles.
Era tanto “el cariño que siento para mi escuela” y “por nuestras niñas”, que deseaban saber todos en cuanto a ellas, para lo que se valía de su propia familia, amigos y profesores de su confianza, entre ellos el profesor Anastasio Castañeda, a quien le pidió decirle a la directora Conchita que no dejara de informarle sobre el taller de costura de la maestra Manuelita y el sistema de cocina, pues deseaba saber si ya estaban fabricando camisas y calcetines, y qué avances tenían las obras para el servicio de alimentación, pues se esperaba la fabricación de mesas y bancas, para alimentar a 300 alumnos internos a la vez.
Más aún, se sabe que el Gral. Calles se asumió como empresario de espectáculos y él mismo llevaba por tren la estudiantina de niñas, algunos otros cantantes y una película sobre los trabajos realizados en la Escuela “Cruz Gálvez”. En una entrevista de 1927, recordó: “Yo nunca había gustado de esos asuntos, por mis huérfanos me di a emprender giras por todo el estado y algunos lugares americanos, con objeto de que conocieran la labor de la escuela”.
La noche del 12 de octubre de 1918, tuvo lugar en el Teatro Noriega de Hermosillo la “Fiesta de la Raza”, con la participación destacada de la Orquesta de Niñas “Cruz Gálvez”, dirigida por el maestro Anastasio Castañeda y, según palabras suyas, el concierto fue todo un éxito, digno de contárselo a don Plutarco Elías Calles, quien por esas fechas despachaba en la ciudad de México como ministro del gobierno de Venustiano Carranza, a sabiendas que recibiría la buena noticia con satisfacción.
Tres semanas después, en respuesta a la epístola del profesor Castañeda, Calles escribió una carta en términos muy obsequiosos y amigables. En ella, aplaudió el entusiasmo, los méritos e invito a seguir adelante sin desmayo, en tanto refrendó su disposición a seguir ayudando a “mis huérfanos”. En su misiva fechada en la ciudad de México 7 de noviembre de 1919, esto fue lo que dijo:
Sr. Anastacio Castañeda
Escuela “Cruz Gálvez”
Hermosillo, Son.
Muy estimado amigo y compañero:
No puede usted imaginarse el placer que me ha proporcionado con su apreciable de fecha 17 del próximo pasado octubre, en la que me informa del triunfo obtenido por la Orquesta de Niñas de la Escuela “Cruz Gálvez”, en la velada que tuvo verificativo en el Teatro Noriega, la noche del 12 del mismo mes, con motivo de la celebración de la Fiesta de la Raza.
Los éxitos y fracasos que tengan en las Escuelas “Cruz Gálvez”, los considero como míos, y gozaré con los primeros y sufriré con los segundos, así es que su carta ha venido a proporcionarme un momento de satisfacción en esta vida de lucha y más he apreciado su noticia, por ser la primera que me viene de Sonora, y que se relaciona con los trabajos de la escuela que tanto quiero.
Tiene usted razón en asegurar que nuestra Orquesta Sinfónica es la primera en la República, pues no hay otra igual y ojalá llegue a ser la primera en América, para orgullo de Sonora.
Yo soy profano en materia de música, y tal vez por esto, o por el cariño que siento para mi escuela, la orquesta de la Ópera me parece menos dulce, menos impresionante a la formada por nuestras niñas. Aplaudo sus entusiasmos, la obra de usted es meritoria, pues la música es un factor valiosísimo para formar almas buenas.
Siga usted adelante sin desmayar, yo tengo la firme creencia que encontrará usted apoyo en el actual Gobernador, nuestro amigo el Sr. de la Huerta. No hay día que no esté mi pensamiento con ustedes, y me complace en tener sus noticias, así es que espero no se olvidarán de mí y estaré dispuesto ayudarlos en todo lo que me sea posible.
Le agradeceré decir a Conchita que cuando sus ocupaciones se lo permitan, no deje de informarme sobre esa institución, pues estoy deseoso de saber el resultado que tuvo Manuelita Amarillas, si ya están haciendo corbatas, camisas, etc. Etc., así como si ya están trabajando las máquinas para hacer medias y calcetines, cómo sigue la cocina, en fin, desearía conocer cada paso que da ese plantel.
Con recuerdos cariñosos para todas las niñas, queda su amigo y compañero que lo aprecia.
México, noviembre 7 de 1919. Gral. Calles (rúbrica)
Por último, queda claro que el Gral. Calles siempre fue una persona sensata y muy cercana la Escuela de Artes y Oficios “Cruz Gálvez”, que supo aprovechar su paso por el poder, la ascendencia y las relaciones que éste le facilitó, para volcarlo a favor de sus proyectos educativos, cuyos beneficiarios eran las niñas y los niños más desfavorecidos, quienes contaron con la protección de “papá Calles”, quien se desvivía por darles albergue, vestimenta, comida y una amplia y moderna educación, cuyo modelo pedagógico comprendía enseñanza elemental, instrucción militar, cultura física, capacitación para el trabajo y educación artística.