Por Jorge Guadalupe Pacheco Fabela
Domingo 06.04.25
La cultura es una fuente de identidad, conocimiento, creatividad, innovación y desarrollo para la sociedad. Los planes de desarrollo en los gobiernos municipales de la región del Mayo carecen de sensibilidad en sus políticas públicas, aunque es obligación constitucional diseñar políticas culturales con programas estructurados que atiendan los diferentes campos y complejidades sociales, nunca han estado a la altura, esto no es de un partido o sexenio, la realidad es que tenemos gobernantes que solo utilizan la cultura en discursos, en informes, para seguir alimentado el mediocre discurso de la reconstrucción del tejido social.
La perspectiva cultural del mundo se transforma de diversas formas a través del tiempo y del espacio, formarnos a través de la compresión de nuestra diversidad cultural nos permitirá valorar el patrimonio cultural de la región donde habitamos.
Para la asamblea general de las naciones unidas es un componente esencial y principio fundamental para el desarrollo sostenible de la humanidad declarado en el 2011, es un hito histórico a partir del cual se reconoce la importancia de la cultura en el desarrollo humano.
El diseño de políticas culturales amplía las posibilidades de elección de las personas, es una de las fuentes de desarrollo no solo económico, sino también un medio de acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactoria.
La Unesco elaboró siete convenciones internacionales a fin de preservar la diversidad cultural, vista desde dos ángulos, la salvaguarda del patrimonio y el fomento de la creatividad contemporánea, en su conjunto estos instrumentos se complementan entre si abordando cada uno aspectos específicos.
En este sentido es necesario concientizar a la ciudadanía, y a los tres niveles de gobierno sobre la importancia del patrimonio y la diversidad cultural, con un enfoque que garantice salvaguardar nuestros bienes culturales, tradiciones y costumbres, mediante la participación ciudadana y configuración de estrategias que permitan el acceso a la democracia cultural, facilitando acciones que integren programas culturales que fortalezcan la identidad, el valor de nuestra historia y patrimonio cultural.
Es el tiempo justo para reencontrarnos con nuestras identidades culturales, asumir la responsabilidad que tenemos cada uno de los ciudadanos en nuestro quehacer social, para valorar nuestra historia y patrimonio cultural.
Democratizar la cultura permitirá el diálogo con los artistas, creadores, promotores culturales, de lo contario excluir, rechazar e ignorar no permitirá apreciar la riqueza cultural nos forma como seres humanos, capaces de reconocer al otro y apreciar la otredad para el desarrollo regional.