Por Ricardo Aragón Pérez
Hermosillo, Sonora, 2 de junio de 2024
La de 2024 ya es una elección que marca un hito en la historia electoral mexicana, no sólo por la dimensión de su cobertura, puestos en disputa y quejas de sus involucrados, sino porque de ahí saldrá la primera mujer presidenta que tendrá en sus manos las riendas del país, tras dos siglos de dominación de la presidencia por el llamado “sexo fuerte”, cuyos representantes se aferraron con fanatismo tanto tiempo en defeder la ideología machista, que predicaba con devoción su guía ideológico, el filósofo griego Aristóteles, quien inventó la falsa creencia de que las mujeres, por naturaleza propia, no tenían atributos ni disposición mental para ser gobernantes, pero si el filósofo resucitara en estos días, seguramente se espantaría con el alarido popular: ¡Presidenta¡ ¡Presidenta¡
Ciertamente, del actual proceso electoral en curso, todo hace pensar que las y los ciudadanos elegirán a una de las dos mujeres en contienda: Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez; hay un tercer contendiente, pero no pinta en la competencia, si consideramos encuestas, simulacros, tendencias y debates entre quienes sueñan con la banda presidencial.
Tras una jornada de tres meses, hoy está por llegar a su punto final las elecciones más grandes de la historia, en las que se espera una afluencia de casi 100 millones de sufragistas a escala nacional, que podrán ejercer el derecho a votar y elegir a las y los candidatos de su preferencia, ya para los cargos de la presidencia de México, de gubernaturas, presidencias municipales, legislaturas locales y cámaras del Congreso de la Unión, entre otros puestos de elección democrática.
En Sonora, el panorama electoral pinta bien, con un padrón ligeramente arriba de dos millones de votantes, con cerca de 4000 casillas programadas; aunque uno de los retos pendientes de superarse, es asegurar un porcentaje significativo de sufragantes, toda vez que existentes antecedentes preocupantes, que registran porcentajes de hasta por debajo del 50 por ciento del universo de votantes esperados, pero hay indicios y razones poderosas; está en juego el relevo presidencial entre dos mujeres, que llevan a pensar en una participación masiva, en la que las mujeres harán naturalmente mayoría, considerando que nominalmente ya llevan la delantera.
No puedo pasar por alto, la contribución de los servicios que presta la Secretaría de Educación y Cultura, para fortalecer la cultura cívica, democrática y llevar a buen puerto el proceso electoral de referencia, toda vez que cientos de planteles escolares, situados en las sierras y los valles, costas y desiertos, colonias, ciudades y comunidades rurales, son designados y habilitados como centros de recepción de votos, lo que ayuda mucho para que hombres, mujeres, jóvenes y decanos tengan a la mano una urna donde depositar sus respectivos votos.
Todo eso, en cumplimiento de un convenio entre autoridades electorales y educativas, en el que acuerdan ambas partes echarse la mano, interviniendo en los ámbitos de competencia respectiva, a fin de asegurar la operatividad normal de las elecciones, en la que el electorado que está llamado a asistir a las urnas, cuente con una cerca de él, en condiciones amigables, dignas y seguras, con los servicios básicos necesarios.
Cabe esperar que esta jornada electoral, en la que se elegirán a las y los gobernantes de los tres poderes de gobierno, quienes tendrán en sus manos la conducción temporal de los asuntos públicos del país, transite y acabe con plena normalidad, cuyos resultados sean reconocidos por todas las partes involucradas, con lo que se estarán mandado señales claras de civilidad, madurez política y espíritu democrático.
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