Por Ricardo Aragón Pérez / [email protected]
Hermosillo, Sonora, 07 de enero de 2025
Esta semana, luego de las vacaciones invernales, regresan a clases unos 600 mil alumnos de educación básica y como 40 mil trabajadores de la educación de ese nivel educativo. El lunes empieza el personal con funciones directivas y de supervisión, con un taller de capacitación pedagógica. El martes toca a maestras y maestros, quienes iniciaran labores con un taller de dos días, orientado al fortalecimiento de su desarrollo profesional. Por su parte, las alumnas y los alumnos estarán camino a sus escuelas respectivas el jueves venidero.
Volver a las actividades escolares con la realización de talleres para el desarrollo y actualización profesional de supervisores, directivos y docentes, previos al retorno del alumnado y de las tareas de enseñanza, es un acierto, una práctica muy oportuna, por cierto, que favorece, no sólo el reencuentro y la interacción social, sino posibilita la formación de comunidades de aprendizaje, que son fuentes de saberes necesarios para ponerse al día con la Nueva Escuela Mexicana y afianzar el cambio educativo en marcha.
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al gobierno de la federación, se impulsó una reforma educativa profunda, con objeto de transformar la organización y orientación de educación básica desde su raíz. Para eso, durante su gestión se modificó la Carta Magna y se creó una nueva ley educativa; en virtud de ambas normativas se inventó e instauró formalmente la Nueva Escuela Mexicana, con la encomienda de establecer un modelo más participativo; menos jerárquico, y una enseñanza más significativa, ligada a las necesidades sociales y naturales de las comunidades, considerando las particularidades de cada contexto escolar.
A poco más de un sexenio, ya se pueden advertir algunos cambios positivos, dignos de tomarse en cuenta, entre ellos: el manejo de un nuevo lenguaje, como campos formativos, ejes articuladores, currículo deliberativo y autonomía profesional, así como el afianzamiento de los consejos técnicos como espacios de apropiación pedagógica, la implementación del marco curricular y del nuevo esquema de evaluación. Sin embargo, se debe reconocer que esos cambios aún son incipientes; todavía falta mucho camino para llegar a buen puerto; pero importa tomar conciencia de que ya se dieron pasos firmes hacia el cambio educativo.
Hasta ahora, el papel de las maestras y los maestros ha sido una de las claves del cambio, pues son ellas y ellos quienes han tomado con responsabilidad ética el timón de la Nueva Escuela Mexicana y, como viejos lobos del mar, han sabido salir a flote de los naufragios y desafíos pedagógicos que plantea naturalmente el nuevo modelo educativo, que pone en el centro a la comunidad y al medio ambiente, cuyo bienestar de ambos universos es una de sus encomiendas esenciales.
Es cierto que las maestras y los maestros han asumido el cambio educativo con actitud positiva y profesionalismo. Para eso, cuentan con el acompañamiento técnico, el cual se ha ofrecido de manera sostenida por las instancias institucionales correspondientes, como la Dirección de Desarrollo Curricular de la Secretaría de Educación Pública, por ejemplo.
Asimismo, los maestros saben que cuentan con su organización gremial, pues hay constancia general de que el SNTE, encabezado por su líder nacional, el maestro Alfonso Cepeda Salas, y las Secciones 28 y 54 en la entidad, que dirigen sus secretarios generales, Héctor Ernesto Félix Tabardillo y Jesús Javier Ceballos Corral, han sido piezas fundamentales en este proceso, por su decidido apoyo a la transformación del sistema educativo, tanto a nivel nacional, como en el propio estado de Sonora.
En el mismo sentido, hay que subrayar la importancia de los Talleres de Formación Continua y Consejos Técnicos Escolares, que tienen la virtud de estar programados sistemáticamente, en horarios de trabajo y días hábiles, sin la presencia de alumnado, cuya finalidad última es propiciar una suerte de mutualismo pedagógico, que favorece el encuentro e intercambio de experiencias entre pares, a partir de saberes y vivencias en el aula, la escuela y la comunidad.
Todo eso, a decir verdad, ha sido bien visto por los docentes y directivos, quienes no tienen, a ese respecto, más que calificaciones positivas. En su gran mayoría, las y los profesores reconocen que los consejos técnicos son una buena fuente para ponerse al día de la reforma educativa asociada a la Nueva Escuela Mexicana, ya que tienen acceso a materiales y vivencias comunes que posibilitan el cabal desarrollo de las actividades educativas correspondientes.