Hermosillo, Sonora, 16 de julio de 2019. La escritora, periodista, conductora y locutora Sylvia Teresa Manríquez Ochoa, entrevistó hace algún tiempo al actual diputado federal Gerardo Fernández Noroña, quien en un momento de su vida declaró que tuvo que tomar la difícil decisión de seleccionar muchos de sus libros para venderlos y sobrevivir económicamente. Esta información le llamó la atención a la entrevistadora cuando sabe que éste, ama la lectura, pues ve en ella una fuerte herramienta para el cambio. A continuación, la entrevista de Sylvia Teresa Manríquez Ochoa:
– Gerardo ¿Cree posible que en este país se pueden cambiar las armas por letras?
La lectura es mucho más poderosa que las armas porque abre la imaginación, abre el entendimiento, da conocimiento, permite viajar, conocer, vivir, experimentar, desarrollar, imaginar. No creo que pueda haber hombres y mujeres libres sin la lectura. Creo que es un instrumento muy importante y muy placentero. La gente piensa que es una obligación, que es una tortura, que se usa como castigo, pero no es así.
Si yo pudiera dedicarme a leer eso haría. No tendría ningún inconveniente en que me pagaran por leer. El problema con la lectura es comprometerse con el país, hay que hacer una serie de cosas para fomentarla.
– ¿Cómo podemos acercar la lectura a la gente que no puede comprar libros?
Que no puedan comprar libros no es el problema. Hay ferias del libro en las que se venden hasta en veinte pesos y muy buenos, no son libros basura, sino libros que realmente vale la pena leer. Que son caros es un pretexto porque el alcohol también es caro, hay botellas de whisky, brandy, coñac, que son muy caras y la gente las compra. Las cantidades que se mete de cerveza la gente en esta zona del país (Sonora) son enormes, industriales, es un gasto con el que pudieran comprarse también cualquier cantidad de libros.
– ¿Cuál es el problema con la lectura?
El problema es que la escuela la hace odiosa, la vuelve una obligación. Ponen las lecturas más aburridas y hacen que se deteste leer, o sea, hacen justo lo contrario de lo que deberían promover. Tenemos que modificar nuestros esquemas educativos, que no tienen que ver con que le hagan exámenes a los profesores. El sistema educativo está absolutamente mal planteado. La escuela no promueve cosas creativas, ni la investigación, el desarrollo o el pensamiento del ser humano; en cambio lo que promueve es la memorización, la necedad.
– ¿Cómo se puede cambiar esto?
Yo creo que tenemos que hacer un proceso donde la gente se ponga en pie de lucha, empuje la transformación y dentro de esa transformación tendremos que cambiar la educación.
Mira, a los niños les encanta que les lean antes de dormirse porque son muy imaginativos, así van tomando el hábito de la lectura; pero, si no se les lee y se quiere que ellos lean mientras todo mundo está pegado a la televisión ¿pues cuando van a agarrar un libro?
– ¿Recuerda cuál fue el primer libro que leyó siendo niño?
Híjole… No se promovió la lectura en mi casa cuando era niño. Yo empecé a leer tardíamente. El libro que me empezó a generar el gusto por la lectura fue uno de Mario Benedetti que se llama “La tregua”, es muy bonito, en su momento leí todo lo de Mario Benedetti, porque cuando un autor me gusta me leo todo lo que ha escrito.
– ¿Qué lee?
Yo traigo un libro siempre, leo de todo. Ahorita traigo este de historia “Batalla de la dictadura” de los Flores Magón, estoy a punto de terminarlo. Tengo varias cosas de literatura esperándome, estoy metido de lleno en el tema del petróleo y temas de historia. Me encanta leer cuentos y novelas.
– También escribe.
No pretendo ser escritor, aunque he estado retomando algunas cosas que primero pensé plasmar con la cámara. Decidí escribir quien soy, de donde vengo, pero me quedé atorado, he hecho cien cuartillas. Retomo la tarea de escribir pero sobretodo con intencionalidad política no con una aspiración literaria, yo creo que mis capacidades están orientadas en ese sentido.
– ¿Significa que seguirá escribiendo?
Sí, pero yo voy a morirme siendo un político, a eso me dedicaré toda la vida, a la lucha por la transformación del país, por alcanzar justicia y libertad y mejores condiciones de vida para nuestro pueblo.
En todo ese camino siempre me acompañan mis libros, yo no parto nunca de mi casa sin un libro en la mano. Leo siempre, en cualquier lugar en donde esté. Hace mucho que no veo televisión. Leo todo el tiempo.
– Entonces la idea es que los caminos de México un día estén llenos de letras porque eso nos llevará a donde queramos ir.